domingo, 14 de marzo de 2010

El nombre del viento

Bueno, bueno, ha sido un sorpresón, venía bien recomendada, pero sin hacer demasiado ruido en los ambientes fandomíticos, quizás por aquello de no estar publicada en una editorial "de género".
Solo puedo decir que está cojonúdamente escrita, que tiene un ritmo magistral que no decae en nigún momento, que pese a parecer la típica novela de iniciación (la historia del emperador de todas las cosas) no lo es de ninguna manera. El personaje protagonista está llamado a convertirse en un icono.
Pensaba que con Martin y la Canción de Hielo y Fuego el género fantástico (al que ahora los modernillos le dicen "fantasy") había alcanzado la edad adulta y se había librado de tonterías de dragonlances y demás, y la verdad...

Sí, Martin es un gran escritor de folletines, sus novelas enganchan y están bien escritas, pero no podremos juzgar realmente la obra hasta que la termine, es el Alejandro Dumas de nuestros tiempos.
Sin embargo El Nombre del Viento pese a ser solo la primera parte de una trilogía, pese a estar incompleta, pese a tener que esperar a que se publique la segunda, te deja el sabor a obra terminada, es una novela redonda.
Es una puta obra maestra.
La recomiendo.


Puntuación: 9.5 sobre 10 (la perfección ah, la perfección)
Posibilidad de relectura: Antes de leer la segunda parte seguro.

viernes, 12 de marzo de 2010

El cine

Cuando yo era un crío en mi pueblo había tres cines. El Arosa, el Fantasio y el Cervantes. El Cervantes se quemó un domingo poco antes de empezar la primera sesión de la tarde, hacia allí íbamos mi hermano y yo cuando vimos la humareda, y ya llegando, el despliegue de bomberos y mangueras. Era el cine de "calité", allí iban los estrenos grandes cuando llegaban al pueblo, en aquella época varios meses después de su estreno en Madrid.
El fantasio era, en un principio, el cine "guarro", allí se estrenaban todas las películas del destape, sobre todo las de Esteso y Pajares. Películas que nos estaban vedadas por nuestra edad.
En el Arosa los domingos antes de la primera sesión había una sesión infantil. Y allí nos juntábamos entre las tres y media y las cuatro de la tarde toda la chiquillería del pueblo.
No recuerdo cuanto costaba la entrada, creo que unas 25 pesetas en principio. Lo que si sé es que una parte de lo que soy hoy en día proviene de todas aquellas películas vistas entre silbidos, gritos y guerras de palomitas, (hasta que aparecía el acomodador y ponía en la calle a un fila entera de butacas).
Allí ví todas las películas (y quiero decir TODAS) de Bud Spencer y Terence Hill, aquellas pelis de piratas (la hija del corsario negro, el regreso del corsario negro, el primo del corsario negro, y mil y un títulos similares), pelis de "romanos", de forzudos (Maciste, Usus, Hércules), westerns de Almería, películas de chinos, las pelis del Zorro, de El Santo, el Enmascarado de Plata ...
Luego crecimos y la sesión infantil, curiosamente, desapareció con nuestra infancia. El Arosa pasó a sustituir al Cervantes como cine "grande" y los chiquillos, convertidos ya en adolescentes nos pasamos a las sesiones "adultas", y a ver las películas de estreno. Y me dirán ustedes que ganamos con el cambio, que más del noventa por ciento de las películas de aquella sesión infantil eran pura basura, y yo les diré que si pudiera retroceder a un momento de mi infancia probablemente sería una de aquellas pelís de forzudos (las que más me gustaban) sentado en primera fila del gallinero viendo las aventuras de aquel Maciste y regando con palomitas a los que aún no se sabían el cuento y se sentaban abajo, en la platea, en las dos o tres filas que coincidían bajo la barandilla del gallinero.